Daniel Hendler: “En esta fiebre individualista no hay refugio”


El actor y director Daniel Hendler estaba a horas de estrenar su película en La Mostra cinematográfica de Venecia, en una de las secciones paralelas cuando se hizo un tiempo en su apretada agenda para hablar con nosotros.

Su película “Un Cabo Suelto” no solo es la historia de un policía que huye cruzando la frontera de Argentina sin destino tratando de olvidar su pasado. Es un film lleno de capas que habla de las segundas oportunidades en la vida, de un camino que se construye diariamente junto a la gente que te vas encontrando en él, de la búsqueda personal y de tú lugar en el mundo más allá de tu pasado.

Quisimos explorar todas estas aristas y sutilezas que se ven en la película y que el realizador logró explorar con un perfecto balance de drama, pero también de la sencillez de la comedia que deja en el auditor esperanza.

La entrevista

Hendler, con mate en mano, nos cuenta sobre la dualidad del título donde partimos explorando este paralelismo de “Un Cabo Suelto”, siendo el protagonista un policía y teniendo todo por delante.

El director hace hincapié en que “es una relación y un juego de palabras, en ambos sentidos, el protagonista más allá de que es un Cabo de policía, está suelto en todo sentido, pero también va soltando armaduras en el camino, más allá de que está perdido o escapando”. Es su uniforme el que tiene un rol esencial nos cuenta el realizador “por ejemplo, con su uniforme de policía que no lo quiere soltar y eso es parte de la resistencia que tiene a soltar parte de su vida, por eso también le cuesta dejar el uniforme porque tiene que dejar para hacer una nueva construcción de sí mismo. Le cuesta dejarlo y no lo termina de soltar, se queda con los zapatos”, lo que hace reflexionar al auditor sobre esa contradicción constante de la emocionalidad del pasado que no deja al presente aparecer “Es imposible borrar todo el pasado” nos dice Hendler.

En ese mismo contexto le pregunté sobre esa contradicción de no querer el pasado y pero también de la ilusión por dejarlo ir ¿Cómo viste y sentiste ese balance?

Tenía la idea de alguien que necesitaba sacarse las mochilas para poder flotar, como un cohete que deja atrás es su propulsor para poder mantenerse en vuelo y llegar a destino.

En ese sentido, continúa el director, intenta soltar cosas, pero él tiene una urgencia que es salir de un lugar y no tiene un plan, se encuentra con el plan, mucho antes de imaginárselo y ahí se da cuenta que hay una oportunidad de encontrarse poco a poco y de construir algo nuevo y por suerte se encuentra con personas que a pesar de que él hace todo para que no funcione, genera empatía con la gente que va conociendo en el camino y es parte de la contradicción del personaje, más allá de la incomodidad que pueda generar.

Bueno una de las cosas que más me gustó fue eso, porque vivimos en un mundo donde a veces es muy difícil empatizar o solidarizar con otro cuando no te conoce y que este viaje donde te lleva el protagonista te hace dar cuenta que sí existen personas que te ayudan en el camino, más allá de las intenciones que pueda haber detrás.

Claro, son ayudas que no siempre son espontáneas o desinteresadas, a veces también son con cierta hostilidad, pero es una invitación del personaje a buscar esas segundas oportunidades porque nadie sabe si es oscuro, luminoso, si está haciendo trampa o no, y bueno ahí se le abre una puerta, una oportunidad. Hay algo que va pasando en el camino encontrando esas personas que lo van invitando a empezar de nuevo y eso me parece justo con él y me parece que sí, que, si bien la empatía es algo que no abunda hoy, en esta especie de fiebre individualista que tanto se ve alrededor, hay un poquito de mundo imaginario, soñado, donde todavía existe esa empatía.

Tengo mucha curiosidad por si tenías un plan definido cuando creaste el guion de hacia dónde iba el personaje, o te embarcaste con él en esa especie de búsqueda del camino

Está buena la pregunta, haciendo un paralelismo con el punto inicial, era una imagen, una escena clara que se me hacía recurrente, que se me aparecía, que era la de un tipo camuflado, simulando un control bromatológico para ir comiendo, picoteando y sobreviviendo en la situación de su viaje. Esa escena me atraía y tenía humor y tensión, y no sabía que era y dije, bueno vamos a averiguar qué es y después en algún momento del proceso el guion si empieza una estructura y uno empieza a vislumbrar todo, empieza a suceder de una manera orgánica, llega un momento en que empieza a aparecer el testimonio solo.

Y ahí ya habías pensado en Sergio Prina y en Pilar Gamboa cuando escribías a los personajes.

Sí, primero pensé en Pilar que se me apareció con mucha nitidez, además estaba trabajando con ella en otra serie que está por salir. Es una persona magnífica y una actriz estupenda y de repente vi que ella podía tener esos colores y que podía entender ese tipo de empatía y al mismo tiempo esa austeridad que necesitaba ese personaje. Y Sergio Prina apareció a la mitad del proceso del guion y cuando apareció no lo pude cambiar, la verdad es que no lo conocía tanto personalmente pero sí lo había visto en un par de películas fabulosas, sabía que podía ser el actor adecuado, también me contaba por amigos en común que era un encanto de persona, así que bueno, no demoré mucho en confirmarlo. Y los demás, bueno el caso del puestero de quesos fue más difícil y terminé llamando a Alberto Wolf que es un músico que nunca había actuado y que le dio un color complementario a esa fauna de personajes.

También el film habla no solo de encontrarse, pero también de encontrar su lugar, tú has sido migrante, yo he sido migrante y hay algo ahí de encontrar el lugar en el mundo que también cruza la historia.

Sobre lo que admira del personaje principal, el director nos cuenta que la transparencia es una de las cosas que más lo hace conectar con él, a pesar de ser más opaco y que engaña constantemente, hay algo en él. No sé si es el alma o su torpeza, no sé, incluso cuando miente o hace trampa, hay algo que se le ve en los ojos y es una persona que no quiere hacer daño y para mí, ya eso, alguien que quiere ser mejor aunque sea problemático, es algo que admiro mucho, es muy difícil considerarse una buena persona, me parece que en principio querer serlo ya es mucho. Son cosas que no eligió que le pasaran, pero igual quiere repararlo, quiere tener una segunda oportunidad.

Cuando me fui de Uruguay a Argentina no fue muy pensado, no sentí mucho la transición, se dio de forma natural, no hice un proceso de interiorización de lo que había pasado. Entonces, sí, ahora que lo pienso puede haber algo ahí en la película del proceso que no hice y este personaje también, se ve de golpe ahí en la frontera y pasa al otro lado sin habérselo planteado, entonces es una emigración accidental y ahí sí podría decirte que hay algo que me conecta.

Sobre las esperanzas que tiene sobre la película, poco tiempo antes de su estreno el día de ayer, en el certamen del festival, el director afirma que solo quiere vivir el presente y en su sonrisa se denota su entusiasmo por estar próximo – solo horas después de la entrevista- a este estreno en una de las secciones paralelas. Quiere disfrutarla con el público y su equipo. “También revisitarla y verla de nuevo, en principio eso y después espero que encuentre circuito para salir”.

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