Manas:” La ficción es el lenguaje que me dió las herramientas para narrar lo incontable”

Fue en una de las salas del Instituto fílmico americano en Los Ángeles donde Marianna Brennand, su directora y el ganador del Oscar Walter Salles y Maria Cecilia Brennand, nos recibieron para la proyección de “Manas” y aún, si eres de los que lee algo antes de entrar a las proyecciones, no estarás preparado para lo que sentirás como asistente, y hago inflexión en el sentimiento porque no tiene que ver con lo que se ve, sino con lo que se siente, sobre todo si eres mujer.

En este contexto, Marianna Brennand logra una profundidad que pocos tienen y su lenguaje su cinematográfico se nota que viene desde el documental, antes en 2012 con “Francisco Brennand” y en 2007 con “O Coco, A Roda, O Pnêu e O Farol” logra una sensibilidad especial al abordar su primera ficción con “Manas”, una desgarradora, pero necesaria historia, que le llevó diez años de investigación y hacer una potente inmersión en el abuso sexual de menores en la Amazonia de su país natal, Brasil. Específicamente en Marajó un archipiélago que tiene el contraste de la belleza de la más profunda foresta y las más cruentas historias y casos sistémicos de abuso sexual a niñas y niños, también.

“Manas”: la película

El film, que co-escribió con Camila Agustini, Carolina Benevides, Marcelo Grabowsky, Antonia Pellegrino y Felipe Sholl, narra la historia de Marcielle – una espectacular Jamilli Correa- una niña de trece años que vive junto a su padre, su madre, su hermano y su hermana menor. Su vida se concentra en ir al colegio, jugar con sus amigas y compartir en familia. Pero poco a poco empezamos a ver lo invisible, eso que se esconde atrás de las puertas de la privacidad de los hogares. El reparto lo compone, Fátima Macedo (Danielle), Rômulo Braga (Marcílio), Dira Paes (Aretha), Emily Pantoja (Carol), Samira Eloá (Cynthia), Gabriel Rodrigues (Danilio) y Enzo Maia (Marcéu) que sostienen cada uno de los momentos de la película en actuaciones que dejaran a la audiencia faltos de palabras.

Poco sabemos del contexto de la protagonista en un comienzo, pero siempre está presente la incertidumbre. Conocemos que su hermana Claudinha, ya partió del lugar, y Marcielle, le tiene un altar dedicado donde encuentra su espacio de introspección cuando lo necesita. Se dice que Claudinha se fue a otro lugar, pero nunca se confirma, sigue siendo parte de las dudas que quedan presentes en el lugar.

La geografía de la Amazonía, inmensa y aislada, es un elemento que se extrapola a la misma soledad que puede sentirse dentro del hogar cuando la violencia estructural en el núcleo más cercano se transforma en una vida en modo de supervivencia, a veces traspasado de generación en generación.

Porque en el desarrollo del filme vamos viendo cómo una opción al abuso es buscar una salida a través de balsas que reproducen aún más la violencia estructural que todos ven pero que nadie mira.

Así, vamos siendo testigos de como el cuerpo de trece años de Marcielle se va volviendo cada vez más contenido, donde la libertad de movimientos que tenía de niña se apaga entre el miedo y la desesperanza de que la persona en que más confía se transforme en quien será el perpetrador de su mayor dolor.

La película, más allá, de la inteligencia en la que está narrada para proteger al espectador que puede haber sido víctima de abuso también, invita a reflexionar sobre cuál es tu rol dentro de esta historia luego que la asististe, porque ya nunca podrás dejar de pensar en ella. Además de revisar tus propias conjeturas morales, en cuento a la facilidad de pre- juzgar sin conocer al otro, simplificar la complejidad del ciclo del abuso desde lo sicológico hasta lo corpóreo, como vamos conociendo en las distintas generaciones de las mujeres de la familia de Marcielle.

La Entrevista

Marianna, su directora, en medio del Festival de Cine de los Ángeles (AFI), se hizo un tiempo para hablar conmigo en un céntrico café del lugar y lo primero que pienso es que, en un ejercicio que como mujer admiro, tuvo el don de la generosidad, cuidado y lucidez de mirar todos los impactos que el hacer esta película podría generar en las víctimas de quienes ha sufrido abuso sexual, mucho más allá de una frontera geográfica. Y desde ahí, parte nuestra conversación.

En el film, nunca se muestra nada explícito y queda en el auditor el desgarrador sentimiento de lo que no se ve. En ese contexto, el sonido se convierte en un elemento esencial en el filme y va marcando el tono psicológico mientras avanza la trama. Es una película sensorial y necesitaba el cuidado en la narración, que solo una mujer podía darle.

Ese cuidado que tuvo se extendió a cómo trabajo con su equipo, a la protagonista nunca se le dijo cuál era la trama mayor y solo se le orientó con difuminadas pinceladas de información de una visión general. Lo mismo ocurrió con la investigación, donde no se entrevistó a las victimas directamente sino a quienes trabajan con ellas y han conocidos sus casos.

El filme es parte de todos estos casos revisados, pero por sobre todo el de la historia de dos hermanas abusadas por el padre, dos “manas” como se llaman con cariño las mujeres de esa región de Brasil y que se traduce como hermana, por esto, el nombre de la película.

¿cuál fue el primer paso? Primero, ¿para acercarse al tema? Y luego, ¿acercarse a la decisión de no hacer un documental?

Empecé inmediatamente después de esta conversación. Hablé con mi productora, Carolina Benevides, mi compañera, mi hermana, ella es la co-escritora del filme, y lo producimos juntas. Y le dije, necesitamos hacer esto.

Y empezamos una investigación preliminar en línea. Y hablamos con María Antonieta, quien inspira el rol de la policía. Y solo desde la primera investigación, desde las primeras lecciones, y desde las pequeñas historias, y solo pensando en eso, realmente, ¿cómo voy a poder hacer este documental? ¿Cómo voy a hacer las entrevistas? ¿Cómo voy a retratar a esas mujeres y chicas? Ahí fue cuando entendí que tendría que ponerlas frente a la cámara, que tendría que exponerlas. Y para mí, lo que fue más difícil, fue que tenía que pedirles que recuerden sus experiencias traumáticas. Y eso les haría, ya sabes, pasar por esta violencia de nuevo, solo por recordar y pensar en eso. Y éticamente, no quería hacer eso.

Quería protegerlas. La razón por la que quería hacer esta película era para proteger a esas mujeres y chicas. Entonces, el proceso de hacer esta película, de contar esta historia, para mí, tenía que ser protegido también.

Así que fue cuando pensé, fue cuando pensé, ya sabes, la ficción es la única forma. La ficción me dará las herramientas, el lenguaje cinemático de la ficción me dará las herramientas para contar esta historia. Y también, evitar una cosa que no quería hacer que fuera brindar más violencia.

El gran desafío de esta ficción fue realmente cómo contar una historia tan horrible y una realidad de manera que la gente pudiera verla. Porque cuando hablamos de violencia, no queremos verla, ¿verdad? Es difícil vivir, es difícil estar alrededor.

Entonces, el gran desafío con este filme fue cómo hacer que la gente lo vea, ¿verdad? Cómo crear empatía y la decisión de una protagonista, de una protagonista, que esta chica de 13 años para hacer que el público sienta y ve a través de sus ojos. Eso fue algo que para mí fue realmente importante.

Estaba pensando, si puedo conseguir una persona para salir del cine transformada por este filme, sea una mujer, sea una chica o sea un hombre, eso es lo que estamos buscando. No puedo creer que vas a ver a esta chica y lo que está pasando y no vas a pensar, Dios mío, esto no debería suceder, ¿verdad?

Y una de las cosas con las que conecté es que en el filme hubo mucha gente involucrada no solo en la investigación sino también en la escritura y me encanta el nombre Manas porque Manas en inglés, hermanas en portugués, hermanas en español. Es hermoso. Entonces, ¿por qué escogiste ese nombre específicamente más allá de la historia de estas dos hermanas?

Es un filme que se trata de mujeres. Se trata de nosotras estando juntas, nosotras agarrándonos las manos y apoyando a las otras y sabiendo que hay una salida. Espero inspirar el coraje cuando las mujeres y las chicas se unen.

Mana es como las mujeres en el norte de Brasil. En esa región es así se llaman. Mana, Maninha. (Hermana- Hermanita) Es hermoso. Y es una palabra de adoración. Es una palabra de conexión. Así que puedes llamar incluso a alguien que no sea tu hermana. Es como, de verdad, una palabra de sororidad en el norte. En el filme de las mujeres agarrando las manos. Esta palabra es tan hermosa y creo que tiene un poder mágico y especial.

Hablemos de la ironía del lugar en el que esto está sucediend,o es que es uno de los lugares más grandes en la Tierra, pero también uno de los lugares más aislados. Y incluso si piensas en una cosa geográfica en una casa puedes estar con la misma aislación.

Exactamente. Oh, Dios mío. Me dio escalofríos.

Cómo empezaste a preguntar preguntas que son tan complicadas para hablar ¿cómo empezaste a crear un diálogo que permita que el público se sienta conmovido, pero al mismo tiempo seguro?

Obsesivamente los escritores y yo, todos los que participaron viajaron a Marajó muchas veces, personalmente hablé con muchas personas, asistentes sociales, personas que trabajan en un sistema seguro protegiendo a estas chicas, he hablado con algunas mamás y padres. Ir al río ver a esas chicas, ir a los barcos hablar con las chicas, pero no abordar el tema simplemente hablar con ellas ¿qué edad tienes? ¿cuántas personas hay en tu casa? ¿cómo vives? ¿vas a la escuela? ¿quiénes son tus amigos? no abordar con los niños nunca he abordado el tema pero quería ver cómo viven, qué piensan y este paralelo la situación que ocurre y me gusta decir esto y enfatizar que estamos contando una historia que ocurre en Marajó, que es uno de los mayores archipiélago del mundo en el Amazonas muy aislados geográficamente las casas están aisladas y la situación de explotación sexual ocurre allí en un contexto geográfico, social, político económico de Marajó pero el abuso en las casas ocurre en todos los lugares así que es exactamente lo que dices puedes estar tan aislado como Marcielly, estaba en su casa incluso si también estaba aislada geográficamente puedes estar aislado aquí estamos aquí porque somos mujeres no sé qué está pasando con ustedes porque a veces la culpa está en nosotros en la víctima la vergüenza es nuestra la culpa es nuestra y a veces tenemos miedo de hablar tenemos miedo de pedir ayuda y esto es lo que realmente espero que Manas inspire y creo que yo quería eso pero no tenía idea que se conectara tan profundamente y universalmente porque es universal como cuando se premió en Venice y la reacción allí y el respaldo del jurado fue cuando entendimos cómo es universal definitivamente y también puedes ver hay muchas capas en el filme. La reproducción la naturalización, hay algo difícil allí porque tendemos a juzgar y eso es una de las cosas más importantes para tratar también porque no dices nada es mejor de esta manera mira hacia el otro lado como cómo este filme crees que ayudaría a entender que no solo es la víctima sino también el medio que no puede permitir a la víctima nuestra sociedad, nuestra sociedad permite a este hombre ser un agresor y le permite seguir haciéndolo porque sabe que nada va a pasar definitivamente y también no tiene ningún modo de imaginar que ella va a ir a otra situación de violencia solo para intentar salir de ahí, esto es muy triste, esto es realmente inimaginable y no solo sucede en esta isla sucede en todos lados, porque la violencia que nos afecta no importa si eres rico o pobre si eres educado o no qué raza, religión ¿verdad? creo que hay muchas mujeres poderosas que han sido abusadas o violadas por hombres, es muy complejo porque realmente quería darle a estas mujeres humanidad y quería que realmente hicieras este arco de culparla y ver lo fácil que es para nosotros en una situación así, porque cuando estás atrapado en un ciclo de violencia las cosas se mezclan en tu cabeza, por supuesto a veces ni siquiera entiendes que estás viviendo a través de la violencia. Mientras estaba haciendo este filme me di cuenta oh Dios mío, esa relación no estaba bien esta relación, es como un huracán moral que está pasando con nosotros porque es tan normalizado eso es lo que pasa crecimos con un sistema que no nos permite sincronizar un sistema que no nos protege eso es lo que pasa que no nos permite tener nuestros derechos nuestra dignidad que no nos permite que las mujeres estén libres para luchar por nuestros lugares en el mundo.

Se sumó mucha gente al proyecto, Walter, por supuesto, pero también Julia Robert o Sean Penn o personas que se han conectado se han conectado con el film.

Ha sido hermoso y demuestra lo poderosa que somos como mujeres, como cinematógrafas, que poderosas son nuestras voces, cómo el mundo está listo para nuestras historias y para mí ser una mujer, una realizadora es una oportunidad. Para hablar fuerte con mi voz, para contar nuestras historias de una manera en la que quiero que las mujeres y las chicas sean vistas y tratadas. Es posible contar esta historia sin sexualizar nuestros cuerpos, sin exponer nuestros cuerpos el ojo masculino hemos tenido suficiente de ser representadas por el ojo masculino de la cámara para tratar de justificar, para sexualizar nuestros cuerpos, para decir oh no, hay que decir, esto es abuso y esto no debería suceder, no debería suceder la violencia contra una mujer y en una chica el abuso no debería suceder, entonces, ¿cómo podría mostrarlo? ¿cómo podría yo, como mujer, como directora revivir una escena de violencia hacia una mujer? en absoluto entonces para mí era una cuestión de eso es imposible para mí éticamente y nunca lo haría, pero ese fue el desafío ¿cómo hablar de eso? ¿cómo mostrarlo? ¿cómo hacer que la gente sienta? ¿cómo crear empatía sin mostrarlo gráficamente? por eso el film se conecta tanto y es tan sensorial porque hay muchas mujeres que vienen a mí después de la grabación o me escriben diciendo, gracias por no mostrar, temía ver el film y después dicen muchas gracias por tratarnos con tanto respeto y no mostrar, y también sabía que quería trabajar con una chica de 13 años ¿cómo podría hacer que ella pasara por una situación violenta o explotar su cuerpo? esto fue algo como una piedra, un principio desde el principio de pensar sobre este film

¿sobre tus decisiones directoriales ¿cuál fue la primera imagen que tenías en tu mente cuando empezaste a escribir o cuando empezaste a grabar?

Oh, cuando empecé a escribir una cosa que realmente me sorprendió y me movió y todavía lo hace es la imagen de una pequeña chica en un pequeño templo en el enorme Tajapur aproximándose eso para mí lo he visto muchas veces me llegan las lágrimas al ver ese cuerpo como una niña tan frágil en medio de este enorme río, que también le da su comida, le da agua, este hermoso y lujoso bosque, que te da tu comida pero al mismo tiempo te atrapa muchas contradicciones, muchas contradicciones esa imagen para mí fue súper poderosa, también cuando van a no sé cómo decir el pequeño barco en medio del bosque y solo puedes escuchar el sonido. me pareció hermoso porque sabes a dónde van escuchas a los pájaros escuchas la belleza las cosas.

Me has preguntado sobre una imagen que recuerdo que es muy interesante la imagen que te dije que veo es una imagen muy concreta de estas chicas estos pequeños frágiles e inocentes que van a esos barcos para ser explotados sexualmente y esto está sucediendo. Pero la historia del abuso intrafamiliar en el barco eso es algo que oí, un par de historias de padres usando esta excusa de tomar a la hija joven solo porque sabe, va a llevársela a explotar y va a estar lejos de los ojos del resto de la familia así que eso fue algo que tuve que imaginar y pensar realmente fue una de las escenas más difíciles de entender porque no se materializaba y mucho de eso fue a través del sonido que estaba en el primer capítulo de los escritos, que se entiende el abuso y la violencia por el sonido cambiando de ser muy naturalista a empezar a ser psicológico y así escuchas desde su punto de vista y, nunca había hablado de esto de esa manera, es muy fuerte, pero realmente solo puedo esperar que este filme pueda ser un herramienta para curar para mujeres que han pasado por algún tipo de violencia no tiene que ser sexual es muy raro hablar a una mujer de nuestro edad o más joven que no haya sufrido algún tipo de violencia moral, psicológica física, sexual así que realmente espero que Manas sea una transformación un camino para curar un camino para la corazón, un camino para estas mujeres a pedir ayuda un camino para la sociedad para entender que esta cosa no puede suceder más que debemos trabajar juntos como sociedad, porque es un gran cambio estructural. Realmente espero que este filme pueda alcanzar a tantas personas, creo que podemos en el cine encontrar una herramienta para cambiar definitivamente

Ahora empezamos a mostrar el film en Marajó Island así que el próximo año tendremos un circuito de exhibiciones sociales del film con el Ministerio Público de Pará y simplemente ir adentro, en las comunidades y llevar el filme, y hablar con esas mujeres y tratar de ayudarlas con asistencia social. Así que sí, hay una nueva vida de este filme.

La directora presento un discurso en Cannes en Women in Motion, sin saber que entre los asistentes estaría alguien que la apoyaría en la difusión en Estados Unidos, ese asistente anónimo en ese momento que pidió hablar con ella luego de la presentación era, Sean Penn, quien luego de que se le enviara la película llamó a la directora un mes después mientras ella caminaba por la calle y contestaba una llamada que le abriría más puertas aún de lo que ya había conseguido en su paso por distintos festivales. El actor y activista, se tomó en serio la necesidad de que esta historia llegara a la mayor cantidad de auditores posibles y así se sumó también a la introducción del filme Julia Roberts, que la directora me cuenta que dijo “ quiero sacar una imagen mental antes de la película de todos los asistentes y ver la reacción después de terminarla, porque nadie será la misma”, y la actriz tenía mucha razón, Manas, te sacude, te obliga a reflexionar sobre lo que está pasando día a día, donde cada seis minutos un/a menor de edad es abusada en la invisibilidad de su hogar.

Es imposible quedarse indiferente, ni siquiera el más estoico podría no empatizar con la necesidad de hacer un cambio societal que trascienda la naturalización de las estructuras sistémicas de violencia sexual a menores. Después de ver este filme, se necesita conversar, se abren caminos de historias que se ven reflejadas en la pantalla, se necesita gritar por el derecho de las mujeres a existir dignamente, a poder hablar con tranquilidad y sin miedo a represalias o silenciarse por el solo hecho de reportar un abuso.

El film está lleno de capas, la historia no solo muestra el caso de la familia de Marcielle, muestra una comunidad que sabe lo que pasa y mira hacia otro lado, tal como lo hace muchas veces la sociedad, pero también da cuenta que muchas veces esos círculos de silencio y naturalización se dan por haber pasado por lo mismo también.

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